2008-09-04

Gardel habla sobre la modernidad


Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé,
en el quinientos seis y en el dos mil también;
que siempre ha habido chorros,
maquiávelos y estafáos,
contentos y amargaos, valores y dublé.
Pero que el siglo veinte es un despliegue
de maldá insolente ya no hay quien lo niegue,
vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo todos manoseaos.

Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador.
¡Todo es igual, nada es mejor,
lo mismo un burro que un gran profesor!
No hay aplazaos ni escalafón,
los inmorales nos han igualao...
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón.

¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón!
Mezclaos con Stavisky van don Bosco y la Mignon,
don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín.
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia contra un bandoneon.

Siglo veinte, cambalache, problemático y febril,
el que no llora no mama y el que no roba es un gil.
¡Dale nomás, dale que va,
que allá en el horno te vamo a encontrar!
¡No pienses más, tirate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao!
Si es lo mismo el que labora
noche y día como un buey
que el que vive de las minas,
que el que mata o el que cura
o está fuera de la ley.

Carlos Gardel. Cambalache. 1934


2008-07-23

OI! en la Red…


Aunque deberíamos estar comentando la película que vimos el pasado fin de semana, la estupenda “Tropa de élite”, que recomiendo ver en su idioma original (con los cómodos subtítulos), el comentario rápido nos lleva hoy por otro derroteros.


El tema de hoy en TODOS CON ALAS es un contenido multimedia del periódico digital EL MANIFIESTO. En ocasiones este periódico, que se ha declarado numerosas veces “identitario”, ofrece a sus lectores curiosos y sorprendentes archivos multimedia en la sección “Ver y Flipar”. Es precisamente ese propósito identitario el que creemos hay que destacar en algunos de los archivos Power Point y los videos del Youtube que podemos ver en esta interesante página. En otras ocasiones nos encontramos archivos como: “las montañas más bonitas de…” o “diez cosas que tu gato sabe”, por poner dos titulares que encajarían en algunos archivos que en apariencia pretenden simplemente entretener.


Hoy proponen un interesante montaje en video, en la sección “Cultura”, de un conocido grupo skinhead de declarada filiación nacionalsocialista inglesa: Skrewdriver, El Destornillador, del desaparecido Ian Stuart Donaldson. Pero en otras ocasiones han colgado videos de Estirpe Imperial; lo que nos parece estupendo, pues algunas de sus letras encienden aún entre nosotros la alegría de vivir, de comer y de beber junto a los amigos.


El temazo en cuestión es el famoso “Road to Valhalla”. Proponemos dos versiones del tema: la publicada en el manifiesto, interpretada por la sueca Saga, y otra interpretada por el propio Ian. Desconocemos el autor del montaje que aparece en el Youtube, con foto final del reconocido artista.

2008-07-18

Otro comentario a una peli


Después de ver la película “Lágrimas del sol”, Antoine Fuqua (2006), es obligado hacer una entradita en TODOSCONALAS sobre las impresiones que nos produjo.
El filme, de temática bélica, cuenta la historieta de unos soldados de las fuerzas especiales de la marina useña (SEALs, puede que sean) que tienen por misión la evacuación de una ciudadana americana y de “un cura y dos monjas” en Nigeria, África. Las cosas se complican para el teniente Waters (Bruce “cara-cartón” Willis) y para sus hombres cuando la doctora americana, Lena Kendrick (Monica Bellucci), se niega a irse si no se evacúa también a los refugiados indígenas que hay en la misión. Waters acepta, pero sólo como estratagema para sacar a la Kendrick de ese infierno (“Dios no está en África”). Ni que decir tiene que tanto el cura como las dos monjas, como buenos fanáticos católicos, se quedan en la misión para bien morir, junto con el resto de refugiados que por no estar en condiciones no parten con los SEALs.
El conflicto entre dos etnias tribales del país es la causa de una matanza, que muchas veces se hace explícita durante la película. Pero hacia el final de la misma se toma partido por uno de los bandos, el de los que acaban de perder el poder a manos de “las fuerzas rebeldes”. Efectivamente, entre el grupo de refugiados se esconde el hijo del presidente, depuesto y ejecutado junto con toda su familia. Él es la última esperanza para la vuelta al poder de su tribu, pues no sólo es presidente sino también rey de los suyos, pero en especial para la restauración de la democracia que, dice, su padre defendía y, en consecuencia, para el progreso “del pueblo”.
Al margen de los giros y sorpresas, acciones bélicas y momentos dramáticos, la película muestra, o lo pretende, la transformación, en el sentido de “toma de conciencia”, del teniente Waters en un hombre que ya no puede “pasar de todo”. El teniente y sus hombres tienen que tomar partido, no sólo a favor de la persona cuyo rescate constituye el núcleo de su misión (la Bellucci), sino, y sobre todo, a favor de los refugiados que escapan de la matanza hacia Camerún. Todo ello, claro, con desprecio de sus propias vidas.
El momento más significativo, a mi juicio, del filme es cuando Waters, tras decidir que no abandonará a los refugiados y que les pondrá a todos a salvo, “saltándose sus reglas” respecto a no inmiscuirse en los asuntos internos de los países en los que “trabaja” y a centrarse en exclusiva en su misión (en su trabajo), es, digo, cuando Waters somete al juicio de sus hombres su decisión.
Junto a un río, con cientos de rebeldes pisándoles los talones, el teniente hace un alto en el camino y pregunta a sus hombres que les parece lo que están, de hecho, haciendo. La decisión está tomada pero, ojo, Waters quiere saber la opinión de los hombres bajo su mando. Sólo uno parece que pone reparos al asunto, quiere cumplir puntualmente con la misión y aconseja “soltar lastre”. También el mando superior, en un portaviones, aconseja por radio soltar lastre y cumplir puntualmente la misión, poniendo a salvo exclusivamente a la ciudadana americana. El resto de los hombres ya no ve a los refugiados como un paquete, se sienten implicados en la política del país, han tomado partido y además apoyan en todo al teniente, cosa que también, por supuesto, hace el soldado “disidente”. Todos están de acuerdo en la decisión a seguir porque el soldado que no lo estaba se somete sin más problema a la decisión de la mayoría. Aunque, ¿era una votación, una suerte de referéndum para optar por un determinado plan mejor que por otro, o era una simple encuesta sin valor práctico? En cualquier caso, el momento álgido llega cuando en un aparte, el segundo al mando, un afro-americano, le confiesa a su superior que ellos, los refugiados nigerianos, son su pueblo. Y que estaba harto de mirar para el suelo, y casi que los blancos, el teniente incluido, son como los rebeldes (también negros) de sanguinarios y desalmados. Hasta el punto de que Waters choca el puño al modo negro-rapero con su subordinado y le dice “por nuestros errores” (por los de él como blanco, claro).
Finalmente, antes de llegar a la frontera y ponerse a salvo, la pequeña unidad de Waters sufre muchas bajas, como también los refugiados. Pero en el último momento son salvados por los aviones useños que bombardean con precisión a los cientos de africanos rebeldes. Cumplida la misión, Bruce Willis mantiene la misma cara de cartón que al comienzo de la peli, sólo que ahora está más sucia y más sanguinolienta.
Hasta aquí el resumen de una película de relativo éxito en las taquillas y medianamente bien valorada por crítica y público. Lo que viene ahora es un apunte sobre las posibilidades ideológicas del filme.
Creemos que la ideología que pretende propagar “Lágrimas del sol” va por tres caminos, que mantienen un origen común. En el primero, sin duda, está el del valor de los soldados americanos. Se trata de un compromiso con “su trabajo” más que con el honor o con otros componentes míticos atribuidos a los guerreros. Ellos son profesionales, trabajadores extremadamente especializados que tienen una misión o tarea que realizar. Cualquier componente ideal, mítico o trascendental, queda eliminado. No hay ideal superior al que servir, no hay nación, honra ni orgullo en este sentido. Un segundo camino podría ser el de la “toma de conciencia” o “concienciación”. Se trata de un compromiso que mantiene el hombre consigo mismo y con la realidad que contempla. Aparecen dos modos de entender este compromiso: el religioso y el laico. Ejemplo del religioso son “el cura y las dos monjas” que tiende al fanatismo y que, en cualquier caso, se encuentra alejado de la realidad, aunque su labor pueda llegar a ser positiva para el mundo. Es un compromiso finalmente estéril, por poco práctico y tendente al martirio. En el caso del compromiso laico las cosas se muestran distintas. Es práctico, racional, quiere ayudar e incluso podría dar la vida por la causa que defiende (la humanidad), aunque no tiende a ello. Hay que recordar que una de las monjas está a punto de marcharse de la misión con los refugiados y la doctora, pero finalmente no lo hace y termina muriendo con el resto de los que se quedan. Sin embargo, la doctora (compromiso laico) que está allí “porque quería ayudar”, no duda en marcharse, aunque antes negocia con los soldados la mejor manera de evacuar a cuantos más mejor. Es curioso cómo la doctora renuncia con facilidad, en la negociación con Waters, a llevarse a los que no podrán encarar el viaje. También, en otro momento, aplica una eutanasia activa a una pobre mujer torturada por los rebeldes. Parece querer decirnos que su compromiso es a larga más positivo, pues enseguida se comprende que la mujer torturada (a la que le han cortado los pechos, violado, etcétera) no sobrevivirá a la marcha, y que si lo hiciese retrasaría al resto del grupo. Es razonable, pues, acabar con su vida. Por último está la idea de la democracia procedimental como forma política última y superior, a la que se someten el resto y en la que pueden llegar a integrarse. Ocurre por ejemplo esa integración cuando Arthur, el hijo del presidente asesinado (que aunque africano tiene nombre anglosajón), valora a su padre como un presidente democrático, al que se le presume necesariamente tolerante con las minorías tribales enfrentadas a la suya. Es entonces cuando su guardaespaldas explica al teniente que el padre de Arthur no era sólo presidente sino también el jefe de la tribu, cuya jefatura es hereditaria. O sea, que el siguiente presidente de la nación podría ser Arthur como legítimo representante-heredero del partido-tribu en cuestión. La forma monárquica tribal queda integrada en la maquinaria técnica de la democracia. Un sistema, por cierto, que vemos a diario en las informaciones emitidas por los telediarios, en “la realidad”, a propósito de las matanzas de opositores al presidente africano de turno que, al tiempo, son miembros de la tribu o tribus rivales.
Como decíamos más arriba, el alma de la película se encuentra en la trasformación del teniente Waters, en el sentido de incorporar al compromiso con su trabajo los componentes que le faltan para ser un “ser humano” completo (una persona, diríamos nosotros). En un momento de conversación con su superior el teniente pregunta al capitán, que le pide que “suelte lastre” y que “no se implique en la política interna del país”, si Arthur “no es un ser humano” digno de ser salvado. Los compromisos con “la humanidad” y con “la democracia” son los compromisos que con el compromiso con “mi trabajo” hacen al hombre persona humana, según parece querer decirnos el filme.
La verdad no entiendo como el crítico de la revista Rolling Stone, Peter Travers, cuya crítica está más abajo, puede considerar reaccionario el guión. A mi juicio es al contrario, es el perfecto guión progresista.

"El director Antoine Fuqua (Training Day) sabe filmar la acción, pero no puede salvar un trivial y reaccionario guión protagonizado por una estrella de Hollywood (léase América) que va de salvador del mundo." (Peter Travers: Rolling Stone)

2008-07-16

Querido Blog


He sido un blogger muy malo y llevo sin escribir una barbaridad de tiempo. Las prisas, el ajetreo diario, las comidas rápidas, el estrés y la vida ultramoderna no van conmigo. Supongo que eso me libra de tener que estar dando explicaciones a los dos o tres visitantes que tengo.


Pienso que debería volver a aparecer alguna cosa de Paradox, que el pobre hace una eternidad que no cuenta nada de su lucha contra el mal… y contra el bien. También creo que deberían comentarse algunas películas que últimamente hemos visto. Aunque, sinceramente, no recuerdo ninguna que me haya marcado. Hoy por ejemplo me acordaba de las dos últimas pelis de David Cronenberg, ¡¡qué buenas!! Y Vigo estupendo, como siempre. De sus primeros trabajos, acaso una fugaz aparición, le recuerdo sobre todo en una peli de Brian de Palma de 1993, haciendo de pericómano en silla de ruedas. Atrapado por su pasado, se llama el filme.


Este finde probablemente vaya a ver con RdePoo la última de Park Chan-wook, Soy un ciborg. Me encantó la trilogía de la venganza: Sympathy For Mr. Vengeance, Sympathy For Lady Vengeance (que cierra la trilogía) y la entrañable y terrorífica Old Boy, por la que obtuvo el gran premio del jurado en el Cannes de 2004. Tiene alguna otra cosa que intentaré conseguir sin pagar un duro… vía la mula que todos quieren.


He leído en el blog de un experto en estas cosas de los post que hay que contar cosas personales y no siempre hablar de los mismos temas. Pero, me pregunto, ¿no está ya para eso FaceBook?
De política me parece que no merece la pena ni siquiera decir que la casta política me da asco. Siempre me decían que si no votaba no podía luego quejarme. Una de esas sandeces que se dicen sin pensar, por supuesto. Y que al votar uno ejerce un derecho, lo que, por lo visto, da mucho gusto, haciendo que los ciudadanos nos sintamos tales. Convencido de que las circunstancias lo merecían deposité mi voto en la urna durante las pasadas elecciones. No solo perdió el partido al que había votado sino que ahora ese partido ha cambiado de estrategia política. Ahora parece que van a ser mucho más simpáticos. Antes lo eran, y vaya. Pero ahora lo van a ser mucho más. Algo que, por cierto, me desvela por las noches, bañándome en sudores fríos y produciéndome temblores de puro miedo.


Por lo demás, mi querido blog, todo bien. ¿Vosotros bien? Pues eso.

2008-05-13

Sobre el pan


En TodosConAlas andamos muy contentos, pero también en un grave proceso de recuperación y asimilación de información, tras haber disfrutado ayer de una alucinante jornada universitaria. Jornadas que, dicho sea de paso, íbamos echando en falta.


Ayer, colegas, compañeros, amigos y camaradas, aparte de un importante sector de rivales políticos, pudimos asistir a la proyección del documental “Unser täglich Brot” (Nuestro pan de cada día) en la Facultad de Filosofía de la UCM. Tras el mismo y con la película a la vista, el profesor, maestro, Juan Bautista Fuentes Ortega nos ilustró con una contundente crítica a la llamada “sociedad de consumo”, “sociedad del conocimiento” o “sociedad postindustrial”, también, en plata, al hipermercado productivo del capitalismo triunfante en el que nos parece vivir.


“Nuestro pan de cada día” es un documental de una hora y media de duración, dirigido por Nikolaus Geyrhalter, en el que se muestran los procesos industriales que el mundo supertecnificado actual pone en marcha para la producción de las ingentes cantidades de alimentos que los 6.000 millones de seres humanos que se calcula pueblan la tierra puedan comer. Los procesos, tecnificadísimos, apenas asistidos por los seres humanos, están representados de la forma más aséptica posible, desde una distancia prudencial que permite, aparentemente, al trabajo del director, de algún modo, desaparecer de la película. No hay diálogos, no hay actores, no hay banda sonora, salvo la que producen las máquinas en su eficiente actividad, los animales implicados en ella y algún diálogo ocasional entre trabajadores. Las cámaras que recogen el proceso productivo, las cintas transportadoras, las cortadoras de animales, las cosechadoras, se acompasan al ritmo del trabajo o se instalan en determinados lugares como si formasen una parte formal más de la industria alimentaria. El director, así, parece no enjuiciar lo que filma, sino simplemente mostrar una serie de acontecimientos que están ocurriendo en algún lugar del mundo. Parece querer alejarse con ello de cualesquiera críticas tantas veces trilladas en torno a esta industria o al consumo que se hace de sus productos resultantes. Pero no sólo se aleja de ellas con su planteamiento, sino que las desborda completamente.


El sobrecogimiento que genera el filme nos hace pensar, al poco tiempo de estar viendo las distintas secuencias y escenas que se nos van mostrando, que algo falla, que no estamos ante un mero documental sobre procesos de producción en alguna industria del automóvil o, como es el caso, alimentaria. Lo que falla, lo que sobrecoge, angustia y acaba poniendo los pelos de punta es, como nos explicó JBFO, que en aquellos procesos lo que se manipula no son objetos materiales inanimados, sin alma, sino, al contrario, seres vivientes vegetales y animales. Es en el caso de estos últimos cuando la industria se vuelve a nuestros ojos la más perfecta maquinaria de muerte y destrucción de lo que para entonces han dejado de ser seres vivientes animales, con todo lo que ello implica, para convertirse en simples receptáculos donde se almacenan los nutrientes que el hombre debe extraer para su supervivencia. ¡¡Y vaya si los extraen!! Con precisión racionalista los animales son inseminados, desembarazados de sus crías, clasificados, transportados, colocados, alimentados, engordados y finalmente sacrificados en la cadena de la titánica industria.

Pero, como señalaba JBFO, los hombres “en el pecado llevamos nuestra penitencia”. Junto a las máquinas, los humanos deben trabajar en el tratamiento y producción de los alimentos que consumimos a escala universal. Una parte importante del documental consiste en cómo los humanos están embutidos en los procesos que se describen. Los trabajadores son partes de una gran máquina, capaces de realizar los trabajos de remate de la producción o del mínimo control y seguimiento de las máquinas y de las reservas alimenticias que por ahí van pululando, apoyo del “trabajo duro”, sin que ello quiera decir que su trabajo sea “blando” ni “intelectual”. Al contrario. Las tareas que realizan los trabajadores humanos son escalofriantemente monótonas, deshumanizadas. Los trabajadores humanos parecen ser engranajes, que mantienen las relaciones sociales de producción mínimas e indispensables. Llegan a comer en mesas, que ya no son más que el lugar donde se apoyan los alimentos para no comer en el suelo o junto a los bichos, soporte de los alimentos. Por lo demás los trabajadores apenas si aparecen en la película, acaso como anécdota en el trabajo que realiza la gran máquina. Los hombres también se han convertido en “máquinas animales”, despojados de cualquier fin productivo alejado del puro beneficio económico.


En definitiva, un gran documental y una gran charla y coloquio sobre las cuestiones e ideas implicadas en él. No hablamos de la crítica de Fuentes a lo que vimos y a lo que no se ve, pues eso será el contenido, D. M., de nuestra próxima entrada.

2008-03-13

A la Sole la vi pasar...



Tras ver “La soledad” de Jaime Rosales no puedo dejar pasar la oportunidad de escribir unas letras en el Blog… ahora que tengo tiempo.

Animados por la crítica, que en su día a punto estuvo de acercarme a alguna sala a ver esta muestra de cine español, y un poco a la defensiva tras haber visto su anterior trabajo, “Las horas del día”, no cogí ni una chuchería y me dispuse a ver el flin. En “los Goya” la película se había llevado nada más y nada menos que “el mejor director”, “la mejor película” y el “mejor actor revelación” (José Luis Torrijo). Además algunas críticas decían cosas como estas: “Un reparto sobresaliente contribuye a hacer del resultado algo tan inusual que debe ser llamado por su nombre: una obra maestra." (Jordi Costa: Diario El País); "Rosales busca un cine que emana de lo monótono, de la rutina, y trasciende por sí mismo hasta lo excepcional (...)” (E. Rodríguez Marchante: Diario ABC); "Una mirada múltiple que destila autenticidad, emoción y sabiduría, cinematográfica y humana. (...) los actores, sin excepción, mantienen un deslumbrante tono de naturalismo magnético (...) “ (Alberto Bermejo: Diario El Mundo).

Así pues, todo parecía indicar que la cosa merecería la pena. Y ello porque la anterior peli de este director, si bien un tanto coñazo, tenía algo curioso, distinto de lo habitual, en su intento de indagar en la cotidianidad de nuestro mundo modernísimo, individualista y deshumanizado. La monotonía, lentitud y sopor que despedían las secuencias y ambientaciones de “Las horas del día” quedaban, sin embargo, ajustadas a la narración y a la historia de un psicópata que entre asesinato y asesinato dejaba pasar las horas de su anodina, aburrida y constreñida vida, comentando trivialidades, trabajando en una mercería o preparándose un bocata.
Bueno, pues esta nueva peli de Jaime Rosales pretende lo mismo: representación hipercostumbrista (como lo ha definido sabiamente mi Sushi) de la vida aburrida, solitaria e individualista de unos personajes que de coñazo se pasan. Es cierto que algunos chispazos pueden hacernos pensar que el director tiene buen ojo y no menos mejor oído, pero, ¿era necesario ser tan plomo?

A pesar de todo, a pesar de las insufribles dos horas de soberano aburrimiento de cámaras fijas, acción fuera del plano, diálogos aburridos e intrascendentes (aunque quieran representar conversaciones deshumanizadas, casi automáticas), polivisiones inexplicables, como digo, algunas escenas pueden exprimirse y sacar de ellas una crítica a la destrucción de la vida comunitaria, el individualismo deshumanizante y … demasiado rascar, que tampoco es para tanto lo que apenas muestra.

Conclusión: soberano coñazo de película, de personajes y, me convenzo, de director.


Sugerencia: Sushi propone que la próxima peli de Jaime Rosales se llame “No pasan las horas”, y que cuente la historia de un panadero en una panadería, durante un no demasiado caluroso agosto, a la que no entran más que tres personas en toda la peli… de tres horas y cuarto. Le darán todos los Goya.

2008-02-22

Carta al Director


Ofrecemos a continuación la interesante Carta al Director publicada en el ABC por uno de nuestros lectores.


Sr. Director:


La estupenda acogida que ha obtenido el reciente anuncio de Fidel Castro de abandonar el mando me ha producido un cierto desconcierto. Es cierto que la renuncia voluntaria de un tirano comunista a seguir ejerciendo su poder debe ser siempre bienvenida, incluso con alborozo, pero tal decisión no debe empañar el hecho de que los cubanos seguirán viviendo en un sistema que les niega los derechos más fundamentales.


Fidel Castro, y su hermanísimo Raúl, llevan sosteniendo el opresor régimen comunista en Cuba desde hace casi cincuenta años. Los miles de represaliados y exiliados cubanos son conscientes de que, de momento, el horizonte seguirá tan negro como antes de la renuncia. Más aún, que Fidel quede en la sombra puede posibilitar la consolidación de un régimen que se perpetúe por encima del líder carismático. Es necesario, para evitar esta posibilidad, el apoyo de los gobiernos democráticos del mundo a la disidencia cubana, tanto en el exterior como, de manera especial, en el interior.


En este sentido, la estrategia del actual Gobierno socialista durante la legislatura ha sido desastrosa. El acercamiento al régimen castrista, sin un apoyo expreso a la disidencia, apuntala el régimen y, en ningún caso, facilita la reconciliación que cabe esperar si, finalmente, la dictadura cubana sucumbe con la decrepitud de su principal representante.